Supongo que a todos nos pasa: hay meses que nos gustan y meses que no, hay meses en los que encontramos sustancia y otros que son insulsos e irrelevantes para nosotros. A mí, siempre me ha gustado enero, porque todo parece posible, porque conjugan mañanas íntimas de niebla como la de hoy con días clarísimos y luminosos, porque mezcla sol y nieve, porque invita a pasear bien abrigados pensando en nuestras cosas y porque ayuda a recogerse en el brasero a leer o escuchar música, porque todos volvemos de alguna manera a ser como niños. Quizá lo mejor de este primer mes del año es que sabe juntar sabiamente la pereza y la vitalidad, que nos ayuda a encontrarnos y nos empuja a descubrir todo lo novedoso que el universo regala cada día. Y también, que nos invita a pensar que es posible ser mejores.
Que en este o en cualquier otro camino, podamos encontrarnos tantos amigos con las pilas cargadas por la energía que enero derrocha.
6 comentarios:
Cuando llegó a Barcelona la última novela de Ken Follet, a ésta le faltaban dos capítulos por un error de imprenta. Es lo más experimental que ha hecho ese hombre en literatura. Seguro que tienes otro excelente texto preparado para el día de San Antón o semana santa.
Para ser buena, la literatura no tiene porque ser "experimental". Pérez Galdós es un extraordinario novelista bien poco experimental. Hay literatura más allá del experimento.
Saludos.
Nadie ha juzgado nada en términos cualitativos; sólo digo, galdosianamente, que aburres. Es mi impresión.
Galdós consigue el equilibrio narrativo escondiendo información al lector. No sé si me entiendes, pero eso es experimentar, Manolo. Toda la novela galdosiana es un experimento.
A ni no me aburre, todo lo contrario. Aunque Enero no es mi mes preferido, incluso hasta me resulta tedioso, me alegra el relato, me transporta a otros tiempos en los que el portal de belén olia a musgo de verdad y las almazaras se llenaban de mulos cargados con sacos de aceituna. Meses de enero en los que en cada casa habia una una charla entorno a una chimenea y los coches brillaban por su ausencia.
Meses de enero en los que a la chiquillería se nos permitia fumar cigarrillos de matalauva y corretear de hoguera en hoguera el dia de San Antón, sin que estuviera enlatada como ahora.
Meses de enero en los que los dias se van haciendo cada vez mas largos, minuto a minuto.
Meses de enero que te permiten pasear arropado, con tu bufanda, por esas callejas y rincones, para pensar y reflexionar casi a oscuras, y desapercibido.
Pero no es mi mes favorito. Yo prefiero a mayo. ¡ a ver quién le quita las flores a mayo !, que dice mi madre.
saludos.
Fco. Javier Torres
Javi, a mi enero me gusta, como otros meses, pero tampoco es mi favorito. Si tuviese que quedarme con uno, dudaría entre noviembre o junio. De todos modos, los meses de invierno me parecen maravillosos, porque permiten ese recogimiento del que hablas.
Saludos.
Publicar un comentario