Hubo una vez un país en el que los ciudadanos tomaron las plazas. Pacíficamente, para hablar de política, para resucitar el sentido fundador de la democracia: todos los libres, todos los que no son «idiotas», todos reunidos en el foro para hablar de las cosas de la «polis», de la «res pública». Eran ciudadanos cansados de los poderosos, de los autócratas. Eran ciudadanos indignados.
Y de las plazas indignadas se elevó un clamor moral. Una revolución ética. Una fuerza espiritual poderosa e imbatible.
Una mañana, la mayoría de los indignados se retiraron a sus casas, a sus quehaceres, a las miserias de cada día: se sabían poderosos, libres, pensaban que el espíritu de la revolución política volaba tan alto que nada ni nadie podría destruirlo. Creían que alimentándolo en el silencio de lo cotidiano, mañana podría volver a tomar las plazas, más fuerte, con más argumentos. Más temido.
Pero en las plazas se quedaron los que aspiraban a más, a concretar más, a abarcar más, algunos también a sacar partido. Querían sacarle punta al espíritu, pulirlo, abrillantarlo. Y el espíritu acabó fosilizándose.
Cuando llegaron los barrenderos, los huesos de la revolución estaban amontonados en un rincón, bajo el sol de junio. Al oír las escobas y el crujir del esqueleto, la mayoría de los indignados supo que otra vez estaba derrotada.
En un muro del foro alguien había escrito, con tinta de lágrimas, una frase de Yugnakiy: «Eh, soñador, quieres dolor y alivio: pero ¿cuándo se hacen realidad las esperanzas?».
3 comentarios:
De momento parece que la revolución sigue en Málaga y este fin de semana vecerá al mismisimo ejercito español
http://www.europapress.es/nacional/noticia-15m-acampados-seguiran-plaza-constitucion-malaga-donde-preven-actos-dia-fas-20110523172946.html
¡democracia real ya!
La verdadera plaza es internet. Ahí es donde es posible una continuidad que de vez en cuando vuelva a tomar las plazas.
Lo único que podemos esperar es que los que están en puestos de responsabilidad tomen nota. Esa esperanza queda.
Por lo menos seamos optimistas de que algo se está moviendo.
Marcos E. Morillas.
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